En 1999, cuando Giovanni Sartori se preguntaba en su libro “Homo Videns” ¿Internet producirá o no un crecimiento cultural? el internet ya existía, pero no se divisaba su acelerado avance.
Hoy, después de 11 años, la pregunta ha sido respondida y lamentablemente hemos decepcionado a Sartori.
El crecimiento no se ha dado paralelamente con la llamada cultura general. Sino que la red ha dado pasó al crecimiento o la aparición de otras culturas, que han creado su propio sistema de creencias, ideas acciones y adicciones. En especial la cultura preponderada de las redes sociales que ha educado y creado una nueva generación.
Son los “hijos de la era digital”, -los de las redes- los que están experimentan con todo. Y quizás nos quedamos escasos de imaginación al pensar en las cosas que las redes ofrecen hoy.
Las drogas digitales sonoras están de moda en las redes sociales. El mismo acto de individualidad que aísla a la persona de la sociedad, ha hecho que alguien, o algo inventen esta anfetamina virtual.
El término en inglés es “E-Drugs”, y es un fenómeno neurológico que consiste en emitir sonidos distintos en cada oído y que estimula el cerebro, produciendo sensaciones de euforia, estados de trance o de relajación.
La dosis (en moneda Colombiana) cuesta entre 25 y 500 mil; un precio para más locura, mas reacciones violentas, más individualidad, como si no se bastasen las drogas que se consiguen en una calle Colombiana, se suma otra droga más en el mercado de los estupefacientes digitales.
Los efectos secundarios no son más que un corazón que late fuerte, temblor esquizofrénico, respiro fuerte, excitación y ganas de hacer cosas variadas después de las dosis.
Ahora, pensándolo bien, con razón todo mundo se pone loco esperando diciembre para escuchar esa música de Johnny Rivera, el Cuarteto Imperial, los de Yolombó, Charrito Negro, Darío Gómez, Caballero Gaucho, Guaraca, etc.
La música igual que el orgasmo sexual, como es sabido, siempre ha tenido efectos narcotizantes, por ejemplo los sacerdotes de Cibeles, en la mitología griega con sus cantos de flautas y tambores, producían éxtasis, que llevaban a las personas a cometer actos orgiásticos.
¿Hacia dónde va el ser humano? Del homo sapiens al homo videns. Tenemos una sociedad red-irigida, que confirma las teorías del vacío de sentido.
Creo que e-volucionamos, y creo que esta tendencia es una más, de la vasta gama de cosas que se denominan fenómenos sociales como el “snuff”, el “balconing” “i-doser” “e-book”, etc.
Quizás todo esto también responde a la nueva jerga digital: blooper, flashmob, globish. Las nuevas palabras crean una nueva realidad. Realidad que necesariamente no es acorde a la cultura general como lo ideaba Giovanni Sartori.
Los cibernautas están experimentando una especie de coaching digital, donde las personas están aprendiendo y experimentando solas, sin necesidad de un facilitador, y la crítica puede verse es en que no existen marcos regulatorios para una formación responsable, ética y bien dirigida.
Por lo general de los lugares de donde se descarga las dosis, están llenas de publicidad relacionada con el consumo de drogas, por lo tanto no es difícil deducir que una cosa lleve a otra.
No a los “E-Drugs” on line, y espero que cambiemos esos “E-Drugs” que nos ponen para bailar siempre en diciembre, por algo más nuevo y que no nos lleve a cortarnos las venas o morirnos de soledad.
Diego García
Periodista LA LUPA
diegogarcia473@gmail.com
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