Era la 1:30 de la tarde aproximadamente. Panaca Sabana, ubicada entre Briceño y Zipaquirá, no tuvo muchas visitas ese día. El cielo estaba un poco nublado, la lluvia aparecía y desaparecía constantemente. En el firmamento se observaba una cometa blanca que no parecía ser muy grande.
Dependiendo de las estaciones de animales del lugar, los olores variaban. El más soportable era el del excremento de caballo y vacas; el menos soportable, el de los cerdos. Justo antes de la estación de los perros, en medio de una zona verde gigante y cercada, se encontraban los cometeros elevando otras cometas diferentes a la blanca que habíamos visto desde la entrada del parque.
Estaba presentándose el acto de Nelson, que consistía en volar cometas de diferentes figuras infantiles, todas hechas por él. La más llamativa era una de Súper Mario con su gorra voladora, pero no era tanto por la estructura o colores, sino porque sonaba en ese momento la canción del videojuego. Nelson tiene un aspecto tan serio, que resulta casi increíble que se dedique a construir cometas.
Estaban más de quince personas dentro de la zona de cometeros, la mayoría vestidos con camisetas y chaquetas que los identificaban como integrantes del grupo Kogui. Dentro de este potrero encharcado por la lluvia de agosto, estaba una carpa donde descansaban y observaban los familiares de algunos cometeros y se resguardaban de la lluvia algunas de las cometas que no volaban en ese momento. No estaba el grupo completo, pues lo integran exactamente veinte personas.
Los “Kogui” habían sido contratados por Panaca para que presentaran su espectáculo en el marco de la temporada de cometas. Tenían dos opciones: ir a gastar dinero de sus bolsillos a Villa de Leyva o presentarse en el parque, y así ganar algo de dinero para invertirlo en el club de cometeros.
Más entrada la tarde, el espectáculo había cambiado y en ese momento se elevaban en el aire tres pulpos inflables de colores verde, azul y amarillo. El viento no era tan bueno como para elevarlos mucho, sin embargo, si las condiciones fuesen mejores, los pulpos habrían podido irse bien lejos. Una cometa puede elevarse tanto como el estado del tiempo y quien la guía se lo permiten.
Las cometas se pueden dividir en dos grandes grupos: las estáticas, que son de una sola cuerda, y las dirigibles, que se pueden manejar según el antojo del cometero. El tiempo de vida de una cometa varía según su material. Un material económico para construir una buena cometa es el plástico, debido a que le permite un buen vuelo. Pero el elemento de fabricación ideal es el ‘nylon ripstop’. Los Kogui perdieron la cuenta del número de cometas que tienen. Algunas de ellas son hechas por los integrantes del grupo, mientras que otras han sido importadas.
Dentro del club existe un pequeño grupo conformado por cuatro integrantes: Andrés Bolívar, Nilza Riveros, Germán Rojas y Jorge Beltrán. Su nombre es el “Equipo Bogotá 2600”. Los miembros del grupo son expertos en subir, bajar, aterrizar, despegar, acelerar su vuelo, parar y hacer diferentes maniobras con cometas deportivas.
El ‘Equipo Bogotá 2600’ le ha traído un amplio reconocimiento al grupo Kogui, pues en sus diez años de experiencia han participado en competencias nacionales e internacionales donde han conseguido importantes reconocimientos. Han representado a Colombia en países como Francia, China y España.
A pesar de que volar cometas es una actividad sana y divertida que se puede practicar en familia, no todo es color de rosa en la vida de quienes se han dedican a ello. Muchos matrimonios se han acabado por culpa de las cometas, ya que son objetos que requieren de mucha dedicación y los cometeros consagrados ejercitan sus habilidades durante los fines de semana. Es por esto que cuando en una pareja sólo uno está interesado, surgen problemas personales. Afortunadamente, Jorge Beltrán y Nilza Riveros, integrantes del grupo, comparten en pareja su afición a tal punto que desde sus profesiones han aportado sus conocimientos para beneficio del club. Por ejemplo, ella es comunicadora social y ha realizado varios boletines de prensa cuando los Kogui han participado en mundiales y competencias a nivel internacional. Y Jorge, publicista de profesión, se encarga de diseñar y actualizar la página Web del grupo.
La mayoría de los integrantes del club son adultos. No hay niños. Pero a ellos les gustaría incentivar a los más pequeños para que participen dentro de las actividades. El rango de edad de los miembros del club va desde los 18 hasta los 55 años aproximadamente. Los Kogui no son contratados sólo por Panaca, sino también por empresas privadas, clubes y organizaciones que requieren de su espectáculo durante la temporada. El show tiene 10 números. Entre estos se encuentran el show marino, las cometas con cola, las deportivas en equipo, el vuelo de Pepa, la cometa más grande de Colombia, entre otros.
En Bogotá existen nueve clubes organizados y a nivel nacional hay muchos grupos quienes se visibilizan especialmente en esta época del año. Infortunadamente, la mayoría de estos grupos deben financiarse por sí mismo debido al poco patrocinio y la falta de difusión que tiene esta práctica en los medios de comunicación a nivel nacional.
Laura Robles
Periodista LA LUPA
lalupaopinion@gmail.com
Fuentes Fotográficas:
Foto sumario: Laura Robles.
Foto cuerpo de texto: Laura Robles.
Bonita experiencia. Tal parece que las cometas son más emocionantes de lo que pensamos. Saludos Lau!
ResponderEliminarBuena nota sobre las cometas que tanto nos hacen soñar en los agostos...
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