La Corporación Nuevo Arco Iris publicó la semana pasada un informe sobre las condiciones de seguridad en que se encuentra la nación colombiana. Los datos no son alentadores. Además, dejan comprobado que la política de seguridad democrática, insignia del actual presidente Uribe, no obtuvo resultados favorables en el país.
El informe llamado “¿El declive de la seguridad democrática?” y encabezado por el politólogo León Valencia, se basa en detalladas investigaciones de campo realizadas en Colombia, para determinar varios puntos clave: cómo y qué tanto las FARC se han adaptado a la ofensiva militar y la resisten con gran costo para la fuerza pública; el renacimiento del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en alianza con narcotraficantes; las acciones de violencia protagonizadas por los Paramilitares; y la aparición y desarrollo de bandas emergentes en importantes centros urbanos del país, como Bogotá y Medellín.
Aunque el actual mandatario y todos sus fans se escuden siempre de las importantes acusaciones de hechos de corrupción comprobados y bajo rendimiento de las políticas de gobierno (que próximamente cumplirán ocho años de vida en Colombia), con la seguridad que supuestamente han forjado en el territorio nacional, informes de este tipo dejan claro la importante gestión de los medios tradicionales para que el pueblo estuviera siendo engañado. Si bien es cierto que las fuerzas militares del Estado han realizado algunas eficientes operaciones dentro del marco del conflicto armado, no significa que el nivel de seguridad en que vive la población sea el mejor, como para seguir alimentando la Política de Seguridad Democrática.
Uno de los puntos del informe que más debe preocupar a los colombianos, es que la violencia no sólo se ha mantenido en las zonas rurales, sino que también se ha comenzado a trasladar a las ciudades. En principales municipios han surgido grupos armados al margen de la ley, como las llamadas “Águilas Negras”, que se dedican a las malinterpretadas acciones ideológicas de limpieza social y se mantienen económicamente de atracos, asesinatos, extorsiones y secuestros. Lastimosamente, esa alta inversión del presupuesto nacional en seguridad que comanda el presidente, hace que otros sectores como el de la educación, pierdan atención, y así, las personas crezcan con el imaginario de que sólo a través de la ilegalidad pueden tener dinero y ser felices.
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Como siempre lo han hecho, los uribistas ya se defendieron de las cifras que aborda el documento y algunos lo calificaron de exagerado. Ahora sólo falta, que tal y como pasó con el escándalo de Agro Ingreso Seguro, terminen aprobándolo y comprometiéndose con mejorar los resultados de sus políticas. Pero ya el daño está hecho.
La Corporación Nuevo Arco Iris concluye a través de su informe que la política de seguridad democrática tiene dos alternativas: Por un lado, profundizar en la guerra; o bien, escoger la vía negociada con los protagonistas del conflicto armado en Colombia. Pero lo cierto es que tal política debe ser reformada o eliminada. La mayoría de los candidatos a la presidencia 2010-2014 con ideales de oposición al actual gobierno, concuerdan en sus propuestas de seguridad en que debe ser así.
Para la presidencia y sus ganas de ser reelegida el informe no fue bienvenido, porque claramente pone en tela de juicio su gestión y le da mayor impulso al decrecimiento que hace varios meses lleva su popularidad. Pero la nación agradece que sea democratizado el conocimiento de la verdadera situación que rodea su realidad.
Esteban Alvarán Marín
Periodista
LA LUPA
lalupaopinion@gmail.com
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