En lo corrido del 2009, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desempleo está cerca del 12%, cifra que no nos llevaría a una recesión, pero que es notoriamente preocupante.
Actualmente en nuestro país hay un sinnúmero de prioridades políticas y económicas que están afectando el repunte de la economía. Conflictos bilaterales entre Colombia y Venezuela, las campañas electorales, la extradición de David Murcia y el aumento para el salario mínimo que regirá en el 2010 son tan solo unas prioridades que tiene el país; pero, nos hemos olvidado del eterno enemigo, el desempleo.
En lo corrido del 2009, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desempleo está cerca del 12%, cifra que no nos llevaría a una recesión, pero que es notoriamente preocupante.
Durante este año, según las cifras del DANE, aumentó la “población ocupada”, es decir, las personas que en edad de de trabajar, tienen ocupación, la cual paso del 53% al 57%. Aún así el desempleo aumentó. Esto nos demuestra que, existe una gran demanda de empleos pero una restringida oferta de los mismos. También se reveló que, la “tasa global de participación”, es decir, personas que no se consideraban económicamente activas, pero que por la crisis económica decidieron buscar empleo como lo son los estudiantes y las amas de casa, aumentó de 58.4% a 61.7%. El nivel de desempleo de ciudades como Pereira y Quibdó alcanzan el 21,9% y el 19,5% respectivamente, lo cual es sumamente alarmante.
A finales de los años 90, la gran recesión ocasionó que el desempleo llegara a niveles por encima del 18%. Culminada la recesión, la economía comenzó a estabilizarse, y el desempleo fue disminuyendo, aunque no con la misma velocidad con la que aumentaba la economía, y quedo congelado; desde entonces, el desempleo aumenta sin explicación alguna, aún con la presencia de importantes inversiones extranjeras, de grandes proyectos de construcción, de mercados más flexibles y un repunte en la actividad económica del país. Con tales antecedentes, debería existir una fuente de empleos, y una tasa de desempleo mucho menor. Se podría afirmar lo siguiente: cuando se satisface una necesidad (empleo), la demanda de ésta aumenta.
Aun así, los trabajadores y miles de colombianos exigen que el salario mínimo tenga un incremento superior al 8%. Según ellos es un irrisorio salario que no alcanza a cubrir la mitad de la canasta familiar, pero, con un aumento tan significativo, la nómina de las empresas seria insostenible generando cada vez más desempleo.
Es momento que el Gobierno Nacional, el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda, acompañados de los grandes empresarios colombianos, tomen una radical y agresiva medida para disminuir el desempleo en Colombia, que es uno de los más terribles enemigos que tenemos para un auge económico colombiano.
Camilo Porras
Periodista LA LUPA
lalupaopinion@gmail.com
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Fuente Imagen Cuerpo de Texto: http://www.semana.com/photos/generales/ImgArticulo_T1_65598_2009930_120644.jpg
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