Los constantes conflictos que tenemos con las personas que nos rodean a menudo se derivan de problemas a la hora de entender que éstos son individuos sustancialmente diferentes. Este es el problema del “otro”, que ha de ser analizado desde el pasado para poder comprenderlo en el presente.
El tema del cuerpo y de la percepción que las personas tienen de éste es un asunto muy complicado que ha preocupado tanto a algunas generaciones pasadas como a una gran mayoría de las actuales.
El punto de vista desde el cual cada individuo percibe al otro por lo general tiene que ver con primeras impresiones y con los parámetros estéticos que maneja cada sociedad, los cuales cambian con el tiempo y suelen estar sujetos a estructuras culturales muy particulares. Se puede percibir entonces una cierta complejidad en este tema ya que se involucran la subjetividad de sujetos, al mismo tiempo que elementos culturales unilaterales.
Cuando se habla de primeras impresiones es posible descubrir las reacciones en “bruto”, sin adornos y claramente se pueden percibir diferencias culturales que pudieron haber llevado a ciertos sujetos a tener una particular impresión sobre otros. El problema de las primeras impresiones es que no suelen estar disponibles para la escucha de un público más amplio que el del mismo sujeto que tuvo esta primera impresión. Las fuentes en las que se plasman experiencias de este tipo son difíciles de encontrar puesto que es factible que cualquier registro que se realice en primer instancia sobre algo, tenga un alto nivel subjetivo (incluso las fotografías y los videos cuentan con esta característica, ya que el lente siempre privilegiará una imagen o sonido sobre otra).
Ahora, existen muchas fuentes en la historia que han tratado de privilegiar en su haber a las llamadas primeras impresiones, en las cuales se describen percepciones muy propias acerca de otros individuos, incluyendo su físico, sus costumbres y sus acciones en general; se suelen retratar incluso con más asiduidad los elementos que causan gran curiosidad o un gran impacto por su índole desconocida.
En textos como las crónicas realizadas en el siglo XVI, con respecto al descubrimiento del nuevo continente llamado América, es posible hallar más fácilmente primeras impresiones, en este caso, de estos sujetos provenientes de Europa, más exactamente España, nación con unas propiedades culturales muy particulares. Sobre todo, será más relevante en esta ocasión, las primeras impresiones que estos españoles tuvieron del aspecto meramente físico de estos otros sujetos que encontraron en este Nuevo Mundo, los que ellos mismos llamaron indígenas, por creer en primera instancia que habían llegado a un territorio relativamente conocido como el de la India.
El que dieran esta denominación a las personas que encontraron en este nuevo territorio no es gratis, el aspecto físico de los aborígenes debió predisponer a los españoles a pensar que se trataba de individuos que habitaban la India. Este es un primer elemento importante que nos sitúa un poco con respecto a la primera impresión que tuvieron estos europeos de los llamados indígenas.
Tzvetan Todorov en su texto La Conquista de América: El problema del otro nos habla acerca de las primeras impresiones que tuvo el personaje de Cristóbal Colón durante sus viajes. Todorov nos explica que las menciones realizadas por Colón de los habitantes de algunas islas que visita en los tres viajes realizados por este, aparecen como anotaciones sobre la naturaleza.
Con respecto al asunto de la alteridad, definida por la Real Academia Española como la condición de ser otro, Todorov se pronuncia sobre la experiencia de Colón presentando dos figuras centrales: el Asimilacionismo, el cual identifica a los indios con seres humanos completos, los cuales tienen los mismos derechos que un español, no sólo se ven como iguales sino que son idénticos, incluso se proyectan los propios valores en los demás; en cuanto a la segunda figura, la Diferencia, Todorov la presenta como esa relación de superior-inferior, donde se niega la sustancia del otro, que puede no ser un simple estado imperfecto de uno mismo (1). Para este autor, Colón pasa de un claro asimilacionismo, que implicaba una cierta igualdad, a una ideología esclavista donde se percibe una clara diferencia ya que se inferioriza la condición de indígenas. Se constata un cambio entre estos dos extremos, donde subyace una base común que es el desconocimiento de los indios y la definitiva negación de admitirlos como un sujeto que tiene los mismos derechos que el mismo Colón tendría, sólo que serían esencialmente seres diferentes (2).
Esta explicación dada nos da cuenta de la dinámica con respecto a la alteridad que se pudo haber llevado a cabo frente a la experiencia de conocer este nuevo mundo, y más específicamente, a estos nuevos sujetos. La acción de observar a un ser totalmente extraño por primera vez trae consigo una suerte de elementos que cuentan a la hora de producir un discurso al respecto. La previa mentalidad europea construida alrededor a un referente de “civilización” es un claro elemento de importancia fundamental para la construcción del relato descriptivo de estas nuevas gentes. Aún hoy, en la actualidad al encontrarnos con relatos de extranjeros que estaban inmersos en sociedades europeas y que se introducen repentinamente en sociedades americanas, se percibe esta clara sorpresa con respecto a la nueva cultura. Las costumbres, la realidad político-social y el lenguaje suelen llamar la atención, pero elementos como el físico suelen recibir una curiosidad particular, puesto que es en este punto donde se perciben las diferencias más claras, que aunque son superficiales, pueden decir mucho con respecto a ámbitos como el social y el cultural, sin mencionar todo un pasado histórico en el cual la diferencia física está inscrita.
Suele ser un tema del cual no se habla mucho, dados los nuevos parámetros políticos y culturales establecidos sobre el racismo y la diferencia cultural, sin embargo, es un tema en el cual las sociedades europeas y americana estuvieron inmersas durante largo tiempo. Ideas como la del exotismo contribuyeron en gran medida a establecer una clara diferencia entre lo que sería oriente y occidente, y la experiencia de América en este respecto es bien particular ya que se identifica en primer lugar a un territorio exótico muy similar al oriental y luego se le trasforma y se occidentaliza a medida que se conoce.
El problema de la alteridad claramente tiene un pasado histórico muy extenso y la experiencia documentada del descubrimiento de América nos sirve del mejor ejemplo que podamos encontrar, ya que refleja de una manera bastante evidente, el sentimiento de extrañeza radical cultural. Una cultura definida y establecida encuentra a otra totalmente nueva y diferente para ella; se presenta una ruptura cultural que se explica perfectamente en este caso específico de la historia.
Es cierto que este tipo de descubrimientos se realizan en la actualidad, pero no se hacen con tal intensidad y radicalismo como lo fue el descubrimiento de América y de las sociedades que en ella habitaban. Incluso, es notorio que este descubrimiento cultural se repite cada vez que un individuo perteneciente a una cultura se ve inmerso por primera vez en otra por completo extraña, incluso en tiempos contemporáneos.
Este tipo de experiencia la podemos percibir en la actividad turística, o incluso en una experiencia que implique un conocimiento más profundo de la sociedad receptora del extranjero. Por lo general, al analizar este tipo de situaciones podemos encontrar una serie de particularidades que nos indican alteridad.
Por ejemplo, la idea romántica que se tiene de una América latina exótica, llena de naturaleza y de la idílica “lucha indígena”, al mismo tiempo que de esa percepción, un poco contrastante, de esa Latinoamérica mestiza, pueden percibirse como el producto de esa imagen creada del “otro”, en este caso latino. Prueba de ellos son las innumerables películas de industria Hollywodense que muestran a una cultura siempre de la misma manera, pobre e inmersa en la miseria, al mismo tiempo que desordenada y atrasada, siempre mostrándose en amplio contraste con las metrópolis estadounidenses o europeas. La idea del trópico está ampliamente arraigada en el imaginario actual, a pesar de que hayan pasado muchos años desde su auge cultural. Incluso, esta idea aún hoy avergüenza a muchos por seguir haciendo parte de una mentalidad que aunque sea considerada como políticamente incorrecta, no deja de hacer parte de la conciencia de “civilización” (3) que tienen muchos.
Es un ejercicio del todo anacrónico pensar el tema de la alteridad en el siglo XVI y en la actualidad como fenómenos análogos, sin embargo, el hecho de analizar esta problemática en el pasado es absolutamente imprescindible para pensar el problema en el presente. Sobre todo, es importante entender cómo se entendía al “otro” en el pasado, para poder establecer un progreso de esta noción para la actualidad. De esta manera, se podrán sacar conclusiones que nos permitan estar mejor informados en el momento de crear nuestra propia imagen del “otro” en nuestro presente, acción que puede determinar en la gran mayoría de los cosos, una relación tolerante e igualitaria con el resto de individuos que nos rodean.
Juliana Gómez Merchán
Historiadora LA LUPA
lalupaopinion@gmail.com
Pie de Página:
(1) Comparar con Todorov, La Conquista de América: El problema del otro, p.50.
(2) Ibíd., 50-55.
(3) Civilización entre comillas porque es un término del todo relativo y multisignificante, que entre otras cosas, suele estar determinado por la época bajo la cual se maneja. Cada sociedad en el tiempo y en el espacio, manejan concepciones distintas de civilización. Lo mejor en este caso, es entenderlo como un concepto variable que es producto del lenguaje y construcción cultural de casa sociedad en concreto.
Bibliografía:
Todorov, Tzvetan, and Flora Botton Burlá. La Conquista De América: El Problema Del Otro. 14a. ed. México: Siglo Veintiuno, 2005.
Que buen artículo! Muchas veces pasamos por alto el origen de nuestros problemas sociales, sin tener en cuenta que estos tienen un pasado historico que, probablemente, es uno de los legados que nos dejaron los españoles desde el periodo de la Colonia
ResponderEliminarBuen artículo. Hace una revisión juiciosa de un problema histórico interesante... Felicitaciones...
ResponderEliminarY borraron mi comentario. Donde está la pluralidad de opiniones. Lástima que no pueda poner que el artículo es malo.
ResponderEliminarLo repito me parece interesante usar a Todorov pero la gramática y ortografía es terrible!
ResponderEliminarObservadores muchas gracias por sus comentarios. A la persona que comenta denunciando que le ha sido borrado un comentario al que hace referencia, le digo que es imposible. La única persona con posibilidad de eliminar un comentario es estrictamente el editor (sólo en casos donde el lenguaje es violento y/o soez). Tal vez al momento de publicarlo hubo algún error de carga en su navegador, puesto que no tengo conocimiento alguno del comentario en cuestión. Lo invitamos a que vuelva a intentar ponerlo y exprese su opinión. LA LUPA no tiene ningun tipo de censura para las expresiones del Observador.
ResponderEliminarEl tener presente nuestro origen y como se presentaron los acontecimientos historicos antes y despues de la conquista, nos muestra lo sensibles que somos ante la una de tantas realidades que vivimos, "el fin justifica los medios", para poder opinar sobre el pasado tenemos que hacer algo para cambiar el presente.
ResponderEliminarel tema es interesante
ResponderEliminarel autor es una excelente referencia
la idea de extrapolar un problema historico a algo cotidiano me parece buena, aunque en esta ultima le falta desarrollarse.
Sin embargo, el desarrollo y la redaccion del articulo lo hacen en alguno puntos muy tedioso. La orotografia es fatal y me parece que este pequeño detalle hace de algo que pudo ser muy interesante, un articulo flojo