lunes, 4 de octubre de 2010

Conflicto - MONO-LOGO: UNA REFLEXIÓN COLOMBIANA


Murió el “Mono Jojoy”, ¿murió con él la guerra?, seguramente no.  ¿El diálogo prometido días antes con Alfonso Cano sigue en pie? Posiblemente no.


El presidente Santos declaró: “Esta es mi bienvenida a las Farc”. Sería esto,  acaso una revancha por lo del carro bomba en Bogotá, a 5 días de su posesión presidencial.

A qué jugamos en Colombia. Quienes dicen que este gobierno es diferente al del mandatario antiguo, se equivoca, pues las políticas de guerras son las mismas, en cuanto a responder con fuego a los grupos ilegales y ante la omisión de una tregua de paz.

La democracia en Colombia debe dialogar; quien dijo que la democracia son nuestros dirigentes, la democracia somos todos los colombianos, el poder está en el pueblo, pero el gobierno debe hacer un cese de hostilidades en sembrar a sus ciudadanos la semilla de odio.

Mientras existan intereses económicos, la violencia y la guerra existirán en nuestro medio. Nuestros problemas internos no son de fuerza, son de conciencia interior, muchos gobiernos de turno nos han enseñado a odiar al enemigo y desearle la muerte, cuando lo que deberíamos odiar primeramente es la pobreza, el hambre, la droga y la mendicidad de nuestro querido Colombia.

Se podrá objetar: “Señor eso es un tema competente del ministerio de la protección social”, perdónenme, eso es un problema de todos los colombianos, quienes debemos mirar las cosas desde la raíz. Como dijo el niño de la película la vendedora de Rosas: “Para que zapatos sino hay casa”.

El hambre es el mayor terrorista. ¿Acaso por el hambre no se formaron grandes criminales en Colombia, narcos y guerrilleros?, ¿Acaso la pobreza no es la motivación de nuestros jóvenes para hacer de la suyas en las metrópolis?. Es preocupante la marcha de los habitantes de la calle que se realizó la semana pasada en Bogotá. El motivo que alegan: Envenenamiento. Marchan por la vida y piden respetar su dignidad como personas.

Debemos luchar contra estos males, y apoyar las causas dignas de ser defendidas. Al fin y  al cabo si el estado se rebaja a usar los mismos métodos que el enemigo usa, ¿cuál es la diferencia? Se nos devuelve una filosofía negativa como boomerang,  “mata a tu prójimo como a ti mismo”, nos estamos matando con las políticas de guerra.

Si en Colombia se compran más armas eso significa que el país está muriendo de una manera espiritual y moral. Las bases militares estadounidenses son la muestra de la debilidad de nuestra patria. Por qué extraña entonces a la opinión popular los crímenes a los cuales etiquetan como de “lesa humanidad”, será que nos gusta el amarillismo, o aún nos queda mucho del morbo criollo del cual pecamos los colombianos.  Pero los discursos con sabor a demagogia parecen no impresionar mucho. El gobierno de la bala, se ha entronado al poder. El gobierno debe vencer la violencia con razón y no con el poder.

La operación Sodoma, creo que según la biblia consiste en fuego y más fuego, allí murió el Mono, el hombre extraordinario como dice el general Fernando Tapias,  que dio un golpe extraordinario de una forma psicológica a sus seguidores también guerrilleros, que daban la vida por él.

Esperemos que las cosas en Colombia sean diferentes, que la paz sea una realidad y no un sueño, que el “Shalom” sea integral no solo en cuestiones relacionadas con la guerra, sino con el hambre, la pobreza y las oportunidades para todos los 45.273.936. Bueno mejor para los 45.273.935 restantes.


Diego García
Escritor quindiano
diegogarcia473@gmail.com


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