Opinión - ¿PATRIOTISMO O PATRIOTERISMO?

Las relaciones entre Colombia y Venezuela han experimentado varios y difíciles tropiezos a lo largo de la historia. Casos como la crisis de la Corbeta Caldas; las Persecuciones en Caliente; el Caso Ballestas; el Caso Rodrigo Granda;  y por último: la alianza entre EE.UU. y Colombia para instalar bases militares gringas en nuestro país, que el gobierno dice colombianas con presencia militar de USA, pero, como dice el chiste: ¿cuándo se ha visto que un general Jonhson obedezca a un general Rodríguez?Todos estos conflictos no sólo han sido relevantes para ambos países, también se ha visto involucrado el continente americano. 


Los choques entre estos dos países de América Latina siempre han existido, desde mucho antes que Chávez llegara al poder. Aunque algunos piensan que las peores crisis han sucedido bajo su gobierno, y sí que tienen razón, ya que para los Estados Unidos la situación se agrava porque la actual Venezuela  representa un verdadero inconveniente dentro de sus planes.

Como hemos visto, la tensa situación entre las tres naciones sube de nivel a cada minuto, y los medios oficiales de comunicación cumplen muy bien su labor; aparte de desinformar a los ciudadanos, omitiendo datos importantes, censurando y modificando la mayoría de las noticias a su conveniencia, lograron "germinar" en su público un nacionalismo extremo que pocas veces se había visto en la historia, y es en serio. ¿Cuándo habíamos contemplado que el pueblo colombiano se sintiera tan "ofendido y herido" ante las palabras y acciones del actual mandatario venezolano contra Álvaro Uribe? Hay que aclarar que Chávez dice que su controversia es con Uribe, no con Colombia, a la que dice “amar”. ¿Desde cuándo tanta solidaridad ante nuestro presidente? ¿A qué horas se reprodujo ese ataque masivo por defender a la patria? Hay que aceptarlo, el lavado cerebral fue rápido y efectivo.

Estos medios sesgados han puesto el cien por ciento de interés en generar un ambiente de guerra entre colombianos y venezolanos, basta ver las notas en sus programas de radio y televisión, publicando siempre una sola versión de los acontecimientos y echándole leña al fuego en vez de apaciguar la tormenta. Aquí, quizás habría que decir que a los dos mandatarios, ante las propias dificultades internas, les produce réditos acudir al manido “enemigo externo”. Chávez está en la mira de todos, es criticado y juzgado por media humanidad, inclusive personas que antes se decían apolíticas ahora participan activamente en el tema y lo creen culpable de cada dificultad que enfrenta el país. No se trata de acusar ni defender a nadie, ¡pero seamos honestos! ¿Acaso se le dio ese nivel de importancia a los abusos cometidos por los militares estadounidenses en el 2007 cuando la hija de 12 años de Olga Lucia Castillo fue violada en la sede de la Fuerza Aérea de Melgar? El país no sólo descuidó este hecho, cuando la madre denunció el ataque ante los gringos, estos se le rieron en la cara y le anunciaron que ellos tenían indulgencia, “inmunidad diplomática” la llaman, es decir, podían hacer y deshacer bajo total libertad. Sobra decir que este caso no fue ni el primero ni el último con respecto a jóvenes maltratadas sexualmente por obra de fuerzas militares extranjeras.

Entonces, ¿por qué los colombianos no se solidarizan ante tales irrespetos con la patria misma?, ¿es que nuestras mujeres son menos valiosas que un presidente? ¿por qué no somos testigos de un poderoso rechazo a estos atropellos?

Muy diciente fue la marcha contra Chávez del pasado 4 de setiembre, donde un grupo de mujeres cargaban una pancarta que decía lo siguiente: "Por el respeto a la Democracia y a la Soberanía: No mas Chávez", sinceramente, ¿no les resulta graciosísimo? ¡De qué respeto hablan si la primera no existe y la segunda la perdimos hace rato! Les pregunto a los organizadores de aquella manifestación: ¿Por qué no convocan marchas contra las bases militares foráneas que piensan instalar en nuestro territorio? No se indignan ante la evidente amenaza que representa la presencia de esa clase de "muchachos". El riesgo lo padecemos todos directa o indirectamente. Así que en vez de estar especulando sobre si hay o no guerra con Venezuela, pongámonos pilas ante la llegada de semejantes "servidores" y "colaboradores" de la Política de Seguridad Democrática de nuestro querido Señor Presidente.

María Antonieta Mora

Periodista

LA LUPA

lalupaopinion@gmail.com

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