“Contracorriente” es la ópera prima del director peruano Javier Fuentes-León. Es protagonizada por el colombiano Manolo Cardona, el boliviano Cristian Mercado y la peruana Tatiana Astengo. Desde su estreno ha sido bien recibida en el Festival de Sundance, Cartagena de Indias, Miami y el Festival de cine Latino de Montreal.
“Quiero que seas feliz aunque no sea conmigo” dice la letra de la canción central de la película; un ingrediente que le da sabor a esta historia de amor, para contemplar con mente abierta y con un corazón muy tolerante para poder saborearla en todos sus matices.
No se trata sólo de la impecable actuación de Cristian Mercado y Manolo Cardona; sino también de la propuesta del director en exponer personajes sometidos al dolor, amor incomprendido, miedos, sueños y fantasmas. Lo importante de este filme es que más allá de los conflictos del protagonista se muestra el amor “homosexual” como cualquier otro, que por supuesto va más allá del acto “sexual”.
Este drama amoroso parece inspirado en una tragedia de Shakespeare, pues ese “Macho” pescador y ese “sensible” pintor logran amarse plenamente sólo en la muerte. Javier Fuentes-León aborda el tema de la homosexualidad de una forma natural y no morbosa: con una espectacular puesta en escena, una maravillosa fotografía y desde luego un toque artístico aprovechando semejantes paisajes tan sublimes como los de Cabo Blanco en Perú.
Por tratarse de un tema tabú es usual que algunos espectadores se refieran a la película como una “mala influencia”, pero cabe resaltar que es para mayores de 18 años y que de todas maneras existen un sinfín de películas violentas, de acción, en las cuales los hombres se matan sin ética alguna; en cambio en “Contracorriente” sólo son dos hombres amándose.
La construcción de los personajes está muy bien lograda, los tres principales se ven sometidos a su propio conflicto: La mujer se enfrenta a su amor, al padre de su hijo, a quien ama y no puede abandonar. Llena de perdón, como la más fiel a su sentimiento a pesar de querer huir, vuelve y se queda.
El pescador, quien ama enloquecidamente a un pintor, pero no se permite hacerlo. Ama a su hijo y a su mujer y presenta una dualidad entre la fidelidad y el amor.
Por último, el pintor, ese hombre sensible, comprensivo, que quiere el amor de Miguel porque lo libera como artista y lo inspira a crear.
Todos estos personajes logran de alguna manera que el espectador se identifique y olvide que se trata de una historia de “gays”, ya que esto es lo menos importante de la historia. El arte, la belleza de la desnudez, enmarcan un mundo imaginario, un pequeño pueblo de pescadores lleno de tradiciones y creencias culturales.
Nicolle Lafaurie
Periodista LA LUPA
lalupaopinion@gmail.com
En Bolivia nos morimos de ganas de ver la película. Es realmente un orgullo saber que la actuación de Cristian Mercado está siendo destacada por la crítica y que este actor le está mostrando al mundo su talento.
ResponderEliminaruna pelicula sobre el honor, la lealtad, el amor y la muerte. todo tiene un final y todo puede ser para siempre. merece todas las lágrimas de amor que he derramado. merece las sonrisas en el aire. amo a esta pelicula y quisiera ser el mar, para estar en ella.
ResponderEliminarRecién acabo de verla, no encuentro palabras y adjetivos para describir todas las sensaciones que despertó en mi. Imperdonable dejar de verla.
ResponderEliminarSaludos desde México,
Adryán S.A.
Refleja realmente la realidad y crueldad del mundo en que algunos gays (con orgullo y respeto) tiene que vivir al esconder sus verdaderos sentimientos. Lagrimas y sensaciones.
ResponderEliminar€s una bellisima pelicula se siente el amor, la ternura, y la entrega de la pareja, pero me deja un nudo en la garganta y la sensacion de vacio ante la muerte y la irrealizacion en la vida real de esa gran historia de amor.
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