Mientras camina el 2010 entre nosotros todo se va volviendo confuso, no solo por el destino que tomará nuestro país después del 7 de agosto, que en verdad parece ser tenebroso y la continuidad de lo mismo, sino por el feo presente en el que ya estamos metidos. La situación no es buena, dejemos de creer que la política de seguridad democrática es la panacea, que poder viajar a la finca no es el fin de una guerra sin sentido que lleva más de 50 años.
El fin de la guerra no está cerca, la vía militar no es la salida así lo piensen muchas personas de mi edad y una generación mayor que hemos crecido en un país lleno de odios y resentimientos, que nos hemos enfrentado a un país donde nosotros los jóvenes no hemos gozado de un solo día de paz, donde la mediocridad es el pan diario y el desprecio por nosotros mismos es evidente.
Colombia está cerca de cumplir su segundo centenario desde la independencia pero la pregunta es sencilla ya nos liberamos de los españoles pero ¿de nosotros mismos? El interrogante surge porque estamos en un país en donde todo funciona al revés se pide gente joven pero con experiencia, nos volvimos fieles a subcontratación, o de su manera elegante “outsourcing”, que no permite el crecimiento de los empleados ni de los departamentos en las empresas, no se puede generar un verdadero vinculo entre la empresa y sus empleados.
Por otra parte los empleados que ya están vinculados no es que estén recibiendo buenos sueldos, pero que alguien me explique porque si no se paga bien tampoco se genera empleo, que alguien me diga si la crisis de la salud no es culpa de la falta de políticas claras para la generación de empleo con contratos que vinculen a las personas con las empresas como trabajadores reales, y por reales me refiero a que tengan todas sus prestaciones de ley, pero aquí nos acostumbramos a los contratistas porque no hay que pagarles nada más que su salario “integral” y se pueden despedir con mayor facilidad, o barato que en Colombia es igual.
Este país es hermoso pero debemos trabajar todos juntos para mejorarlo, tenemos que buscar oportunidades más justas para todos, la salvación del sistema de salud está en la generación de empleos dignos que aporten al sistema de salud, tenemos que valorar a los jóvenes que somos el futuro siempre y cuando nos adueñemos de esta república, con la responsabilidad que se debe afrontar este reto de sacarla del estanco.
Los jóvenes somos el futuro pero debemos empezar a trabajar desde hoy, no estoy diciendo que trabajemos para regalar el dinero o que sin ambiciones personales estoy diciendo que trabajemos por la gloria personal pero sin olvidar el país, la gente y un futuro para los hijos de nosotros que deban venir.
Alaín Samper
Periodista LA LUPA
lalupaopinion@gmail.com
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