martes, 8 de junio de 2010

Opinión - ENTRE SOMBRAS


Hay días en los que me pregunto en qué país vivimos, pues ya no pienso que vivo en el país que me sorprende cada vez que salgo de la ciudad, ya no creo que vivo en el país donde la gente buena es más. Ahora creo que vivo en el país donde hay poca gente buena, un poco más de gente mala y millones de indiferentes que sólo piensan en su propio bien a costa de lo que sea.



Este país es la sombra de mentes que, cada día, parece que están enfermas, parece que somos una sociedad de psicópatas que no podemos sentir dolor o alegría por otros. Somos un país de sombras borrosas sin sentimientos sobre un lindo paisaje natural.

Y esas sombras se hacen más fuerte, y la oscuridad que se tiende sobre nosotros cada día se hace más impenetrable, el demonio de la impunidad camina cada vez con mayor orgullo pues su fortaleza cada día se realza con los crimines, grandes y pequeños, que quedan en un vacio sin tiempo, sin espacio, sin alma.

Vivimos en el país donde se premia al malo, se castiga al bueno y a la gran mayoría no le importa, ¿qué nos pasa? Realmente no lo sé pero es posible que ya hayamos caído tan bajo que los valores, la bondad o la lucha por las cosas buenas ya no importa. Hemos olvidado que toda cosa buena es resultado de un sacrificio ¿qué estamos sacrificando?

Eso sí creo saberlo: sacrificamos el futuro. Es imposible que en un país le rinda culto a un don nadie que recaudó millones y millones de pesos de manera ilegal y que hoy tiene en la quiebra a una gran cantidad de personas. ¿Dónde quedaron los valores de esta sociedad? Deben estar en las caletas donde se esconde el dinero manchado de sangre y sudor de miles de personas.

Los valores están perdidos de no ser así no existiría un barrio llamado Pablo Escobar o un ejercito de personas vacías consagradas a los demonios Mammon y Belphegor que, según Binsfeld, gobiernan los pecados capitales de la avaricia y la pereza, respectivamente, porque es la única manera en la que se explica este fenómeno de enriquecimiento fácil y repentino, tener fortuna sin trabajar.

Debemos hacer algo para que los valores vuelvan a su cause normal, para entender que el dinero y el poder sólo son alcanzables, en verdad y de forma permanente, por medio del trabajo y la verdad. Debemos hacer algo para volver a entender que es al malo al que se castiga y no al que se premia, que Murcia Guzmán, Pablo Escobar y otros no son Robín Hood sino que son simples criminales que merecen permanecer en una cárcel para encontrar el perdón y si no es posible, por lo menos buscar la verdad para ver si el ángel de la justicia nos abriga y expulsa de una vez por todas el demonio de la impunidad.


Alaín Samper 
Periodista LA LUPA
lalupaopinion@gmail.com

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