Ya he intentado hablar con flexibilidad sobre Mario Vargas
Llosa y su inmensa obra literaria. Me he enfrentado a la difícil tarea de
condensar su sino literario, de realizar biopsias a algunos de sus libros y hasta analizar, a la luz de sus mundos y personajes,
la variedad de sus contenidos. Este año sucedió que al fin el escritor fue noticia y la gente embebida de sensacionalismo
no paró de hablar del “nuevo” Nobel de
Literatura peruano por una semana entera, y con él de esa promesa que siempre
le prefiguraba un reconocimiento semejante pero que, sin embargo, nunca hasta
el día de hoy fue al fin tan real, justo y merecido.